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Reseña del libro "Tulipe y la Cultura Yumbo" PDF Imprimir E-mail
Escrito por Eduardo Almeida Reyes   
Domingo, 10 de Junio de 2007 02:00


Quito, la “tierra de la mitad”, según la interpretación lingüística de Alfredo Costales, es una ciudad que no empezó, en cuanto centro urbano, con la llegada de los conquistadores incas o españoles. Por el contrario, su ocupación se remonta más allá de las primeras sociedades agrícolas de los Andes septentrionales de Suramérica. Entre las preocupaciones constantes de los historiadores y arqueólogos contemporáneos, está el interés por develar el proceso de ocupación humana de un espacio geográfico que hoy es la capital del Ecuador. En esta línea de investigación, el primero en dar pistas de la existencia del Quito primigenio fue Pedro Porras con su descubrimiento del sitio Cotocollao. Luego, el Museo del Banco Central del Ecuador, en 1977, anunció el estudio intensivo de esta aldea prehispánica, cuya cronología nos remite a la época de las primeras culturas agrícolas y sedentarias. Para esa fecha, el impulso a la investigación arqueológica se había concentrado en la labor de Hernán Crespo Toral, quien, desde su posición de Director de los Museos, se propuso la ejecución de varios proyectos: Pichincha Occidental, Pucará de Rumicucho, Quito de los Incas, Mullumica, Cotocollao, La Tolita y Tulipe. Los informes de algunos de ellos se han publicado y otros están inéditos o no se han elaborado. Desde 1982 se iniciaron los estudios de las llamadas “Piscinas” de Tulipe, después de valorar la importancia de este asentamiento prehispánico mencionado por primera ocasión en los estudios del antropólogo Frank Salomon.
Unas estructuras de piedra semi hundidas, en medio del bosque húmedo tropical del noroccidente de la provincia de Pichincha, sin duda cautivaron el interés por esclarecer el contexto histórico - cultural y cronológico de estas evidencias. Fue así como se inició el Proyecto Tulipe, cuyo responsable, Holguer Jara, se dedicó por entero a excavar las “piscinas”. Después de varios años de esta labor, el sitio arqueológico fue restaurado en todas sus estructuras, quedando habilitado para convertirse en un punto de atracción turística. Cuando todo parecía indicar que Tulipe sería un potencial lugar de visita, se desvanecieron las esperanzas por la falta de una ágil y prudente negociación con el propietario del terreno. Lo cierto es que después de la inversión realizada por el Museo del Banco Central del Ecuador, se esperaba que el propietario aceptara las condiciones para declarar la utilidad pública del predio. Como no hubo acuerdo, el Museo abandonó el proyecto y las “piscinas” volvieron a ser cubiertas por la exuberante vegetación característica de la zona. Cuando en mis labores docentes acudí al sitio para explicar a mis alumnos la funcionalidad de este asentamiento, encontré que las “piscinas” habían sido convertidas en gallinero y espacio de sembradío de maíz. Así permanecieron más de una década, hasta que el Municipio de Quito decidió retomar las labores de conservación de este monumento del Patrimonio Cultural de los ecuatorianos. La intervención del FONSAL en tareas de jardinería y restauración de las “piscinas”, ha devuelto la fisonomía original de las estructuras semi hundidas y mediante la construcción de un Museo de Sitio se ha valorado su significado histórico. Adicionalmente se ha realizado una prospección arqueológica en el área circundante, en los límites de las parroquias que pertenecen al Cantón Quito (Nanegalito, Nanegal, Pacto y Gualea). Este último componente del proyecto, ciertamente arroja nuevos sitios arqueológicos, que una vez que sean investigados, permitirán ampliar el conocimiento de la cultura Yumbo, cuyos rasgos materiales más sobresalientes se evidencian en las estructuras semi hundidas, tolas y pirámides truncadas, culuncos o caminos antiguos, cementerios, petroglifos, y el material mueble conformado por restos de cerámica, metal y piedra. El resultado de esta investigación del FONSAL, que sin constituir una novedad en cuanto tipología de testimonios, ha sido recogido en dos lujosos volúmenes recientemente publicados. El informe de Tulipe que motiva este comentario, ciertamente amerita un análisis que sobrepasa las dimensiones de esta nota bibliográfica. No obstante, es necesario puntualizar algunos puntos de vista que se exponen en este documento. La posibilidad de reconstruir la forma de vida de las sociedades antiguas es una tarea que compete a la Arqueología, aplicada bajo el esquema metodológico de los contextos culturales. Para quien ejerce esta profesión, no es desconocido el principio de que todo proyecto de investigación debe abonar con datos y evidencias que demuestren la cultura rescatada, su cronología o tiempo y su vinculación con un espacio físico determinado. En el caso que nos ocupa, la provincia de los Yumbos, llamada así en las primeras actas del Cabildo de Quito, se ubicó en un territorio que va más allá de las parroquias estudiadas y que pertenecen al distrito metropolitano. En efecto, la descripción más antigua sobre esta etnia, (Cabello Balboa, 1583) establece que los yumbos habitaban en un territorio que se extendía desde Lita y Atacames en el norte, hasta Sigchos y Quito en el sur, particularmente en las áreas que hoy conocemos como ceja de montaña o estribaciones andinas. Los asentamientos o aldeas de esta cultura, entre otros fueron identificados con topónimos como Nanigal, Pacto, Gualea, Mindo, Cachillacta, Bolaniguas, Cocaniguas, Nono, etc, nombres de pueblos desaparecidos unos, y otros que aún se conservan en la geografía actual. La ceja de montaña occidental, cubierta de un bosque tropical húmedo, fue el escenario de una sociedad que tenía una forma de organización muy similar a los señoríos étnicos de la Sierra (período de Integración). Las pruebas de campo aportadas por Ronald Lippi (1998) y los datos etnohistóricos de F. Salomon (1997) y A. Costales (2002), establecen la existencia de varios asentamientos en el territorio Yumbo, que no solo compartieron el paisaje y los recursos, sino también unos comportamientos culturales bastante parecidos. Si analizamos con detenimiento los restos de la cerámica yumbo, verificamos que ésta tiene formas y acabados de superficie muy similares a la que se conoce como Caranqui en la Sierra, de allí que Costales piense que los yumbos son los Caranquis del Noroccidente. Esta apreciación es corroborada también por la amplia dispersión de tolas y pirámides truncadas registradas en el territorio yumbo, igual que existen en un espacio comprendido entre el valle del río Guayllabamba y el valle del río Chota. Más allá de discutir si los yumbos fueron o no un pueblo diferente de los Caranquis, interesa evaluar las evidencias descubiertas en los últimos años y establecer si éstas justifican los tan frecuentes y altisonantes calificativos con los que se identifica a las “piscinas” de Tulipe. Solo por citar unos ejemplos, vale la pena anotar: “…la nación yumbo comenzó a construir sus centros sagrados destinados a la formación de sabios, culto a dioses cósmicos, estudio de la astronomía, planificación geométrico - ritual, medición y cálculo del tiempo”. Tomo II, p. 11. “En toda la Sierra septentrional, ¿dónde encontramos un monumento de extraordinaria complejidad arquitectónica, geométrica y simbólica como Tulipe?” Tomo II, p. 128 “Paraíso natural y cultural del subtrópico quiteño”. Tomo II, p. 207. Tantos adjetivos para referirse a un sitio monumental (monumento, en tanto recuerdo o memoria de los antepasados) conformado por siete estructuras semi hundidas y dos recintos conocidos con el nombre del “baño del inca”, a más de unos andenes escalonados con paramento de piedra, sin duda obedecen a una particular interpretación del autor del informe, que en su afán de demostrar la “geometría ritual”, nos traslada a varios sitios arqueológicos e históricos de América y del mundo, para, por la vía de la analogía, decir que Tulipe cumple con la geometría sagrada. Por sus características constructivas y su uso como espejo de agua, es bastante probable que la función de este sitio sea ritual. Sin embargo, los calificativos de “complejidad arquitectónica y geométrica”, no hacen sino convertir a las sencillas figuras plasmadas en el terreno (círculo, cuadrado, rectángulo y polígono) como obras del súper ingenio humano, nunca antes visto. Cuando se trata de interpretar los datos arqueológicos, sin duda hay que hacerlo en un contexto antropológico que responda al tiempo y espacio de procedencia de las evidencias. Intentar hacerlo de otra manera, definitivamente conduce a distorsionar y sobredimensionar el dato recuperado. No puede ser más aventurado hablar de “la nación yumbo”, utilizando un concepto que en el momento del contacto europeo significaba lugar de pertenencia, y después de la Revolución Francesa, las naciones fueron entendidas como comunidades formadas por grupos de individuos que comparten la conciencia común de ser una entidad cultural importante, con una historia común y una herencia de usos y tradiciones, lo cual es considerado como la base de la legitimidad del gobierno y del poder político (Rodríguez, 2000: 121). Si ésta es la nación yumbo que se dice existió, habría que preguntar ¿Dónde están las pruebas del sistema de gobierno que practicaron? En la arqueología ecuatoriana se acepta que la forma de organización política de las sociedades indígenas transitó por modelos que han sido identificados, en orden cronológico, como banda u horda de cazadores, tribu, señorío teocrático, señorío étnico y Estado. Este último aparece como consecuencia de la expansión del incario en los Andes. Si los yumbos son identificados como “nación”, habría que entender el concepto como lugar de origen, puesto que igual sentido dieron los cronistas a otros grupos como los huancavilcas, chonos, y demás grupos indígenas de la época de Integración. La etnohistoria ha demostrado suficientemente que los pueblos andinos, antes de la conquista española, estuvieron organizados en cacicazgos o también conocidos como señoríos étnicos. En la línea del pensamiento anterior, es necesario subrayar que una interpretación de tal magnitud, parte de la evidencia de las estructuras semi hundidas y su emplazamiento, toda vez que el material arqueológico mueble está ausente en el contexto de las piscinas. La referencia de los materiales cerámicos, líticos y demás hallazgos, proviene de las labores de prospección en un territorio de 900 km2. Estos restos han sido analizados en conjunto, anulando la posibilidad de estudiarlos en asociación con cada sitio registrado. Este requisito metodológico es imprescindible en toda investigación, más aún en Tulipe, donde se encuentran evidencias de tres épocas: Formativo, Integración e Inca. Tulipe está considerado como perteneciente al período de Integración. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de los pucarás, culuncos y de las tolas y pirámides truncadas, mientras no se investiguen en forma individual. El hecho de que estas obras se encuentren en la misma zona, no significa que posean igual cronología. La investigación del pasado antiguo demanda de la suma de aportes de investigadores que reinterpretan lo existente o exponen sus descubrimientos. Una de las características del conocimiento científico es la precedencia, cualidad que nos recuerda que los avances del conocimiento no pueden tapar lo realizado por otros autores en períodos previos. En el caso de Tulipe, hay que descartar aquella visión de primerizos en la tarea de su estudio, cuando sabemos que los indios yumbos del noroccidente de Quito, fueron conocidos e incorporados a la administración del Cabildo desde 1534, cuando la autoridad ejercía su gobierno en los pueblos de las cinco leguas de la ciudad. Desde entonces, los yumbos fueron identificados como mercaderes entre la montaña subtropical y la Sierra; eran los encargados de transportar oro, algodón, tejidos, pita y frutas tropicales, para consumo de los pueblos andinos como Quito. Desde los tiempos de la colonia temprana, los yumbos y su hábitat fueron descritos y analizados por innumerables cronistas, misioneros y autoridades coloniales. Su imagen y representación aparece en los diarios de viajeros del siglo XIX, en las primeras geografías del Ecuador, como la de Villavicencio y Wolf, hasta que, por las erupciones del volcán Pichincha, fueron obligados a abandonar su territorio. Algunos de estos pueblos desaparecieron bajo el peso de los acumulamientos de arena y ceniza, otros, seguramente se trasladaron más hacia el occidente o al sur. Sin conocer más a fondo este proceso, no se puede sino mencionar que los actuales Chachis y Tsátchelas, muy probablemente constituyen la herencia viva de la etnia yumbo. La publicación que ha sido brevemente comentada, destaca en imágenes e infografías a todo color, las bellezas del paisaje del noroccidente de Pichincha, como también la riqueza de su flora y fauna. En materia cultural, actualiza temas clásicos en la Arqueología Ecuatoriana, como la complementariedad económica interregional, la vialidad antigua, la dispersión del elemento tola, sus usos y funciones, la nomenclatura de las sociedades antiguas, la presencia incaica en la zona y por último, las potencialidades de aprovechamiento del patrimonio arqueológico en la actividad educativa y turística. Quito y su Distrito Metropolitano tienen sitios monumentales iguales o más importantes que Tulipe, que lamentablemente permanecen abandonados y desatendidos en lo mínimo indispensable para una adecuada conservación. Grandes recursos económicos, exageradamente puestos en Tulipe, pudieron haber sido invertidos equitativamente en estas tareas, atendiendo lo que nunca ha sido atendido en materia de patrimonio arqueológico. Por este lado, Tulipe sí justifica el calificativo de paraíso de proyecto. Al margen de las opiniones vertidas, es digno de aplauso que el Fondo de Salvamento amplíe el concepto y la acción de Patrimonio Cultural al ámbito de la herencia aborigen. Durante décadas se investigó, restauró y difundió los bienes muebles e inmuebles de la herencia hispánica, cuando sabemos que la sociedad ecuatoriana es producto de la mezcla de lo indio, lo negro y lo europeo.

Referencias citadas

Balboa, Cabello, (1945): Obras Vol. I. Editorial Ecuatoriana, Quito.
Costalas, Alfredo y Dolores Costales Peñaherrera (2002): Etnografía, lingüística e historia antigua de los caras o Yumbos Colorados. Abya Yala- IEAG, Quito.
Lippi, Ronald, (1998): Una exploración arqueológica del Pichincha Occidental, Ecuador. PUCE, Consejo Provincial de Pichincha, Quito.
Rodríguez Abascal, Luis, (2000): Las fronteras del nacionalismo. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid.
Salomon, Frank, (1997): Los Yumbos, Niguas y Tsátchila o “Colorados” durante la colonia española: Noroccidente de Pichincha, Ecuador. Abya Yala, Quito.

Título:Tulipe y la Cultura Yumbo. Arqueología comprensiva del subtrópico quiteño” Autor: Holguer Jara. Editor: Fondo de Salvamento de Quito – FONSAL, 2006 Nº pp. Dos volúmenes. Precio: $ 70 e.a.r/ 24-05-07
Última actualización el Miércoles, 16 de Septiembre de 2009 10:48
 

Comentarios  

 
#8 RE: Reseña del libro "Tulipe y la Cultura Yumbo"Nataly Pinto Alvaro 02-06-2012 11:37
Hola estimados, requiero un ejemplar del libro sea en fisico o en digital para un trabajo de paisajismo urbano dentro de la maestria de desarrollo terrritorial sostenible. Alguien sabe como obtenerlo? o a quien puedo contactar
Muchas gracias
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#7 Libro disponible en PDFGaëtan Juillard 18-01-2011 03:02
El libro "Tulipe y la Cultura Yumbo" es disponible gratuitamente en PDF desde el portal del FONSAL. Se debe solamente registrarse para poder descargar varios libros publicados por la institución: www.fonsal.gob.ec/
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#6 GraciasMARIA FANNY MORALES 08-09-2008 23:42
Estoy muy contenta que porfin ponga importancia la cultura del ecuador que tiene gran cantidad de sabiduria ansestral y creo que comociendo muestro pasado forjaremos el futuro lleno comocimiento y en armonia con la naturaleza
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#5 HISTORIA EN NOROCCIDENTESALOME AVALOS LOGROÑO 03-06-2008 23:36
Cuando llegué por vez primera a PACTO me encantó su biodiversidad y su gente. Hoy por internet me encantó el legado de historia y sus pueblos que se resisten a desaparecer. Gracias por esta información.

Salomé Ávalos Logroño
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#4 Llacta YumboLincoln Edwin Mena Escobar 25-05-2008 12:04
enorme satisfaccón me ha dado al ver en algunos videos a mi exprofesor el Dr Holger Jara de la U.C. soy un activo investigador de la cultura yumbo ya que nací en Nanegal,investigaciones asi hacen que internet sea un lazo de unión entre Europa y América. \"felicitaciones
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#3 Legado a nustra culturaFernanda 12-03-2008 09:38
Es bien merecido la felicitación por haber recopilado datos y plasmarlos en un libro donde se da a conocer la posible influencia para nuestras raíces, esperemos que con esto bayamos adquiriendo más identidad y dejemos de absorver lo que otras culturas nos traen.
Felicitaciones una vez más
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#2 ESTIMADO PROFESOR Y GRACIAS IRDADRIANA GUERRERO 06-12-2007 06:59
HA SIDO MUY GRATO LEER SOBRE LA PUBLICACION DE MI EX PROFESOR EDUARDO ALMEIDA, VIVO EN ESPAÑA REALIZANDO UNA ESPECIALIDAD DE RESTAURACION DE MATERIAL ARQUEOLOGICO METALES Y PUBLICACIONES COMO ESTAS HACEN QUE LA DIFUSION DE IMPORTANTES TRABAJOS NO SE QUEDEN SOLAMENTE EN EL PAIS SINO TRASPASEN FRONTERAS Y NOS MANTENGAN ACTUALIZADOS Y UNIDOS A NUESTRA QUERIDA TIERRA DE MANERA TECNICA Y CIENTIFICA , EN BUENAHORA POR ESTA PUBLICACION CON UN SALUDO ADRIANA
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#1 correcciónEduardo Almeida 20-06-2007 17:37
Srs. IRD.
Serían tan amables en reproducir el artículo con la separación de párrafos original.
Att
Eduardo Almeida
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