Ética profesional en la arqueología ecuatoriana, en realidad existe? Imprimir
Escrito por Fernando Astudillo Cueva   
Viernes, 08 de Febrero de 2008 10:35
No es nada nuevo el tema de que la práctica arqueológica ecuatoriana mantiene una tradición barroca para manejar asuntos administrativos y de ética profesional, ni tampoco es nuevo el hecho de que la gente se apersonaliza de un puesto de alguna institución, cuando sus funciones deberían ser estrictamente profesionales. Sin embargo si toma por sorpresa el hecho de que dentro de una institución académica como la PUCE, que desde el año pasado intenta fomentar una nueva visión sobre la práctica investigativa en arqueología, se sigan manteniendo actitudes contradictorias al discurso que actualmente se maneja.

Como es de conocimiento público, el Proyecto Chilmá: Arqueología, Etnohistoria y Etnografía de un pueblo Pasto, se ejecuta a través de un convenio de cooperación interinstitucional entre la PUCE y el Gobierno Provincial de Carchi (GPC), en donde la universidad aporta con el componente profesional e investigativo, y el GPC con el financiamiento y la logística dentro de la Provincia. El proyecto investigativo por ahora ha logrado culminar con las etapas de prospección y excavación arqueológica, con cuyos resultados ha sido posible la realización de dos tesis de licenciatura en antropología de la PUCE (incluyendo la mía), y el paso siguiente es el análisis de los materiales procedentes de la excavación en Chilmá.

Luego de la prospección arqueológica. los profesores de arqueología en ese entonces (Josefina Vásquez y Ernesto Salazar), presionaron para que la universidad asigne un espacio físico para la creación del Laboratorio de arqueología de la PUCE, dentro de la Escuela de Antropología, espacio indispensable tanto para la docencia como para la investigación. Luego de mucha presión y varias semanas de fuertes negociaciones con el rectorado ya que el proyecto Chilmá empezó a ejecutarse, se logró conseguir el espacio y se creó el mencionado laboratorio, el cual en teoría serviría tanto de espacio docente como investigativo para proyectos internos o de cooperación y colaboración con profesionales e instituciones nacionales e internacionales.

En cuanto al Proyecto Chilmá, la PUCE asignó un pequeño presupuesto destinado para la ejecución de varios análisis del material arqueológico del proyecto, y parte de esto está destinado al análisis del material cerámico procedente de la excavación arqueológica. En teoría todo correcto, ahora bien la sorpresa viene con la negativa del Director del Laboratorio de Arqueología de la PUCE (Ernesto Salazar), para que los materiales procedentes de Chilmá, proyecto desarrollado por profesores y estudiantes la Escuela de Antropología de la PUCE, sean analizados en el Laboratorio de Arqueología de la Escuela de Antropología de la PUCE, con el argumento de que ya se desarrolla un trabajo de tesis en el lugar, lo cual no impide el desarrollo temporal de otro análisis cerámico, peor aún, el compartir espacios.

Mi pregunta es entonces, para qué existe un laboratorio de arqueología dentro de una Escuela de Antropología, si los mismos proyectos de investigación internos están impedidos de utilizar el espacio?; no logro entender cómo dentro de una institución se puede impedir el desarrollo de una proyecto de esa misma institución. En este punto hay que entender que existen compromisos y convenios interinstitucionales firmados que hay que cumplirlos, por ende sería muy valioso que se pueda argumentar las razones para esta negativa, pues la contradiccón entre discurso y prácticas del Laboratorio de Arqueología PUCE es evidente, ya que despues de la inauguración del mencionado laboratorio, se ha repetido varias veces que este es un espacio “abierto” para el desarrollo y fomento de la investigación arqueológica ecuatoriana.

Sin embargo esta clase de actitudes no son nada nuevas dentro de la PUCE, desde hace varios años el actual director del laboratorio ha impedido el desarrollo de algunos trabajos y tesis arqueológicas, tanto a colegas arqueólogos, como a sus propios estudiantes, con excusas basadas en argumentos que tienen que ver con la personalidad de los profesionales, dejando de lado una parte fundamental, la capacidad profesional y la formación académica de las personas. Increíble forma de manejar las instituciones, cuando se maneja un discurso conciliador y de apertura tanto en esta página web como en la presentación de espacios físicos.

Es necesario entender claramente que si bien las instituciones no serían nada sin las personas que las hacen funcionar, estas mismas personas no pueden transformar a las instituciones en una extensión de su personalidad, manejando la administración y el desarrollo de sus funciones a través de la simpatía que se pueda tener o no con ciertas personas, o según el estado de ánimo diario. Se pueden crear miles de leyes, o pueden existir muchos acuerdos de ética profesional que permitan mantener relaciones de trabajo serias y éticas entre profesionales, sin embargo, si las cabezas siguen funcionando con estructuras de hace mas de 30 años, queriendo manejar pequeños feudos con la imposciciones arbitrarias y “a la brava”, las cosas seguirán igual.

Ojalá que estas palabras no traigan repercusiones sobre terceros; que no se quiera culpar a colegas o bajar puntos a estudiantes por este tipo de reclamos. Ojalá que se logre manejar este tema con altura y seriedad y no se quede solamente en una reacción sulfurosa que desate un problema mayor, es mas, ojalá se cumpla con el concepto de la libertad de expresión que tiene esta página web, y se publique esto, ya que uno de sus editores es el principal implicado.

Una vez un colega me decía que muchas veces él piensa que las cosas en la arqueología ecuatoriana no pueden estar peor, pero que varias veces se ha dado con la piedra en la boca, así que concuerdo plenamente con él y esta es una muestra de que sí, las cosas sí pueden estar peor.
Última actualización el Lunes, 14 de Septiembre de 2009 09:09