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Ruinas descubiertas en el Ecuador podrían ser el hogar del último emperador inca o la ciudad perdida de los gigantes PDF Print E-mail
Written by Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica   
Saturday, 28 December 2013 15:52
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Quito, 17 dic (Andes).- Exploradores afirman haber encontrado ruinas dentro de la densa profundidad de la selva amazónica. El equipo multinacional encontró las ruinas en una región remota en el centro del Ecuador, de donde ya han desenterrado una estructura de 80 metros de longitud por 80 metros de ancho, construida con cientos de bloques de roca de 200 toneladas. Las investigaciones están en la etapa inicial, y las teorías sobre el sitio varían, informó el diario inglés The Telegraph.

Algunos creen que podría ser el mausoleo de Atahualpa, o que guarda el tesoro de los Llanganates. Otros creen que el sitio recientemente descubierto pertenecería a culturas preincaicas mucho más antiguas, debido a lo rudimentario de los artefactos que se encontraron. Según las leyendas de la localidad, el área fue alguna vez poblada por una civilización de gente excepcionalmente alta, lo que se deduce por el aparente tamaño gigante de unos 30 artefactos que allí se encontraron.

El sitio, ubicado en el Parque Nacional Llanganates, está siendo investigado por un equipo de exploradores británicos, franceses, estadounidenses y ecuatorianos. Entre ellos Bruce Fenton, un investigador británico que opera desde el Ecuador y Benoit Duverneuil, un arqueólogo franco-estadounidense.

Leer la noticia completa en la página de la Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica

Leer la noticia original en el Telegraph de Inglaterra (en inglés)

 

Comments  

 
#2 RE: Ruinas descubiertas en el Ecuador podrían ser el hogar del último emperador inca o la ciudad perdida de los gigantesHanny2125 2015-05-28 11:59
Que sucedió con este hallazgo?
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#1 Cabos sueltosCatherine Lara 2013-12-28 16:09
Desde hace algunos meses, se ha venido escuchando ecos de recientes hallazgos fantásticos realizados en la Amazonia ecuatoriana. Al verlos asociados a términos como “ovnis”, “gigantes”, o “momia y tesoro de Atahualpa”, confieso que al comienzo, no les puse mucha atención (¿error?). Pero al ver la amplitud que cobró el asunto en los medios de comunicación y las redes sociales, tomé la iniciativa de buscar de qué se trata exactamente, y de poner un poco de orden en la masa de información –algo confusa hay que decirlo-, que pude encontrar sobre el “hallazgo de los Llanganates” (por ponerle un nombre).

LOS PROTAGONISTAS

La noticia del "Telegraph" pone en escena a un “equipo internacional” conformado por Benoît Duverneuil y Bruce Fenton. ¿Quiénes son, cómo llegaron a ser parte de esta noticia y qué acogida tuvieron localmente? Como veremos a continuación, si bien el "Telegraph" los menciona conjuntamente, otras fuentes parecen señalar que cada uno de estos nombres está en realidad asociado a motivaciones al parecer bastante distintas…

La agencia pública de noticias del Ecuador y Suramérica Andes así como el "Telegraph" presentan a Benoît Duverneuil como un “arqueólogo franco-estadounidense". La reconocida revista francesa "Le Point" lepoint.fr/.../... por su parte resume: "Empresario de serial web de dia, Benoît Duverneuil busca momias de noche y el fin de semana". Acto seguido, se nos direcciona hacia su blog: "Lost inca gold: archeology, adventures and expeditions in the Land of the Incas" lostincagold.com/. Al recorrer esta ciberbitácora, nos enteramos que Duverneuil encabeza un equipo de 5 personas, cuya declaración de principios comienza por definir lo que NO son: no son huaqueros ni traficantes, no excavan, la arqueología les apasiona pero no usan sus metodologías (es decir, no son arqueólogos), no son aventureros ni exploradores.

En cambio sí se preocupan por respetar las leyes y la deontología, trabajan con tecnologías de detección remota (esto es, no dañinas), buscan documentarse y contar con el asesoramiento de arqueólogos. Se auto-financian y son sensibles a causas humanitarias y ecológicas. Su campo de acción se sitúa entre Ecuador y Perú. En definitiva, se auto-definen como “algún tipo de híbrido entre cazadores de tesoros, arqueólogos y exploradores. Nuestra meta es compartir nuestro conocimiento y descubrimientos con la mayoría de gente posible, así como colaborar con la comunidad científica si nuestro trabajo puede ayudar de alguna manera".

La misma agencia Andes explica que Bruce Fenton por su parte es "un investigador británico que opera desde el Ecuador". El "Telegraph" acota que su ámbito de especialidad es “las culturas indígenas locales”. En su blog (Earth4all) earth4all.net/ , Bruce Fenton nos cuenta que está radicado en Ambato. Se describe como “investigador de los aspectos misteriosos de la cultura maya y de evidencia de una Antigua cultura perdida en Ecuador y Perú”. El blog de su proyecto tiene como objetivo “compartir lo más reciente de la investigación sobre las civilizaciones, los misterios antiguos, los extra-terrestres y material oculto”.

ATAHUALPA O LOS GIGANTES

Duverneuil y Fenton tienen cada quien una experiencia distinta con el hallazgo de los Llanganates. Es más: Fenton nunca estuvo ahí siquiera –tal como él mismo lo especifica en su blog-, contrariamente a Duverneuil, quien narra su visita al lugar en febrero del 2013. Esta expedición se logró gracias a “uno de los más intrépidos exploradores de los Llanganates. Ha estado ahí varias veces, tratando de dar con la última morada del Inca Atahualpa. Lanzó grandes expediciones en toda la zona y llegó probablemente más lejos que ningún otro antes de él. A pesar de sus esfuerzos, no pudo alcanzar su meta y vive ahora en los Estados-Unidos. Después de varios mails y algunas llamadas telefónicas, nos contó sobre un descubrimiento reciente, una misteriosa formación rocosa que se parece a un complejo arquitectónico enterrado". "Nuestro contacto, quien estaba muy entusiasmado por el descubrimiento, no estaba en medida de viajar al Ecuador y lanzar una expedición para explorar el sitio y ver si tenía alguna conexión con la historia de Atahualpa". ¿Quién es este misterioso contacto? Duverneuil se conforma con describir el sitio de los Llanganates y plantear la incógnita de su posible vinculación con el “mausoleo de Atahualpa”. Si bien no descarta que se trate de una formación natural, rechaza irónicamente las hipótesis ligadas a la presencia de ovnis o gigantes en el lugar.

Según se lee en su blog, Fenton en cambio se enteró de la existencia del sitio casi un año antes que Duverneuil, en mayo del 2012, durante una conversación con conocidos quienes habían participado a una expedición al lugar organizada por moradores locales. En octubre del 2013, Fenton vio material proveniente del sitio, que lo dejó impresionado. Para él, no quedaba duda: todo aquello estaba relacionado con las leyendas amazónicas sobre la existencia de gigantes y ciudades perdidas (“El descubrimiento de este complejo piramidal separa el hecho de la ficción; éste es realmente un lugar de los antiguos gigantes y sus ciudades”).

Entusiasmado con este descubrimiento, Fenton –tal como lo sigue narrando en su blog-, contacta a personeros del “Ministerio de Cultura” y el “Ministerio de Patrimonio” con toda la información sobre el sitio recuperada por los lugareños quienes lo conocían ya. Las autoridades mencionadas quedaron al parecer muy entusiasmadas y agradecidas con Fenton, quien logró convencerlas: “éste es un antiguo y legítimo complejo de gran importancia”. Al parecer Duverneuil no tuvo la misma suerte –o tal vez contactó a otras autoridades-, pues en su blog señala con cierta frialdad que "las autoridades científicas consideran el lugar como una formación natural y no tienen la voluntad de investigarlo". Desencanto al parecer compartido por el "Telegraph", según el cual “Contrariamente al Perú, en donde se da mucha atención a los sitios incas como Machu Picchu, las ruinas arqueológicas ecuatorianas atraen a una cantidad limitada de turistas, y la inversión del gobierno es limitada”.

Lo cierto es que desde febrero del 2013 hasta la fecha, las fuentes consultadas ("Le Point", "The Telegraph", los blogs respectivos de Duverneuil y Fenton, la agencia Andes etc.) son unánimes en anunciar precisamente la visita al lugar de un equipo “oficial” conformado por arqueólogos y paleontólogos (?). Por otra parte, en un artículo reciente de "El Comercio", dos reconocidos investigadores explican su desacuerdo con el interés arqueológico del hallazgo de los Llanganates elcomercio.com/.../... . Por lo demás, no hemos encontrado de momento declaración oficial alguna sobre lo que realmente piensan las autoridades de este tema.

“DISCUSIÓN”

A lo mejor no fui la única en comenzar por ignorar el hallazgo de los Llanganates: “¿Para qué pronunciarse sobre cosas tan poco serias como éstas? No son más que elucubraciones de la misma prensa corrupta y sensacionalista de siempre”. La amplitud del impacto mediático alcanzado por el descubrimiento –en todos los sectores de la sociedad, no solamente entre los seguidores de fenómenos paranormales-, demuestra justamente que despreciar estas reacciones no es quizás la mejor opción. A un nivel más profundo, más allá de la novelería, estos sucesos nos invitan efectivamente a plantear o replantear nuestra relación a) con la arqueología “aficionada” b) con los medios de comunicación y por ende, c) con la opinión pública en general. El patrimonio arqueológico no es propiedad exclusiva de gente titulada; como es natural, genera también interés entre otros segmentos de la sociedad. Antes que rechazar sistemáticamente estas reacciones, quizás sea mejor no perderlas de vista, so riesgo de verlas “irse de las manos” como ocurre aquí:

Como se vio, no queda claro qué mismo es este hallazgo de los Llanganates, ni quiénes son exactamente los involucrados. El titular de la agencia Andes lo resume muy bien: “ruinas descubiertas en el Ecuador podrían ser el hogar del último emperador inca O la ciudad perdida de los gigantes” (como que se le deja al lector la posibilidad de escoger). No obstante, revistas tan reconocidas como "le Point" no dudan en ubicar a este descubrimiento entre uno de los más espectaculares de la arqueología mundial. El "Telegraph" menciona una tercera hipótesis, según la cual el sitio podría ser pre-inca, tal como lo atestigua lo “rudimentario” de los artefactos encontrados (si todavía se piensa que pre-inca=rudimentario, parece que tenemos todavía mucho trabajo por hacer). Para simplificar las cosas, la revista "Le Point" se pregunta "¿Por qué Rumiñahui habría ido tan lejos hacia el norte [a Malqui Machay] para encontrar una sepultura para Atahualpa, cuando los Llanganates, al este de Ambato, le ofrecían un escondite ideal?". En definitiva, la confusión es completa…

En casos como éstos, se espera justamente de los arqueólogos y las autoridades que contribuyan a aclarar este tipo de situaciones, y a guiar a la opinión pública en su lectura de los hechos. Ciertamente algunos pensarán “¿pero sobre qué nos vamos a pronunciar si ni siquiera sabemos con certeza si se trata de un sitio arqueológico? Las fotos más bien dan la impresión de una formación natural”. ¿Quizás la mejor manera de estar completamente seguros sea simplemente ir al lugar? Si es arqueológico, se toman las medidas del caso, y si no lo es, pues se lo explica a los interesados, quienes –esta vez al menos- no podrán quejarse de la “negligencia” de las autoridades. Entre tanta contradicción, ojalá sea cierto que se está planeando una visita “oficial” al sitio. ¡Y ojalá los “oficiales” digan algo al fin!
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